Como en todo periodo de nerviosismo, como ahora con los bancos relacionados con el boom tecnológico, el peso mexicano se depreciará durante un corto plazo. Pero las autoridades estadounidenses intervinieron pronto para evitar un efecto dominó en el sistema bancario, por lo que la turbulencia será pasajera, estimaron economistas.
Ciudad de México, 14 de marzo (SinEmbargo).– El colapso de bancos relacionados con criptomonedas y la industria tecnológica, que ha reportado despidos masivos tras una sobrecontratación en la pandemia, ha sido el peor en la historia de Estados Unidos solo detrás de la quiebra del Washington Mutual en 2008 por la burbuja reventada del sector vivienda. Pero la situación se asemeja más a 1929.
El Presidente Joe Biden aseguró que los sistemas bancarios están a salvo, aunque los mercados se pusieron nerviosos, un comportamiento que generará turbulencia en la moneda mexicana durante una o dos semanas, de acuerdo con académicos y voces como el subgobernador del Banco de México (Banxico) Jonathan Heath y el exsecretario de Hacienda Carlos Urzúa.
“No debe sorprendernos que se dé cierto nerviosismo y temporalmente se tenga cierta depreciación del peso y, temporalmente, el índice de la Bolsa Mexicana también tienda a caer”, aseveró el economista de la UNAM, Darío Ibarra, luego de que el peso frenó su fortaleza de días pasados y se depreció el lunes unos 40 centavos respecto al viernes. “Sin embargo, hubo una rápida intervención de la Reserva Federal para no rescatar al banco sino a los cuentahabientes para garantizar su ahorro, por lo tanto es muy poco probable que esto se generalice”.
Este martes, la moneda mexicana se regularizó. Aunque por un momento de la mañana el dólar otra vez cotizó en 19 pesos como ayer, cerró sesión en 18.60 pesos, 31 centavos menos que ayer. En tanto, la BMV concluyó con una ligera variación de -0.6 por ciento.
El viernes los reguladores bancarios cerraron el Silicon Valley Bank, con sede en California, cuando los depositantes retiraban miles de millones de dólares de la institución ante el rumor de que no tenía suficiente dinero. También quebraron Signature Bank, con sede en Nueva York, y Silvergate Capital, que financiaban criptomonedas. Pero se intervino rápidamente para no contagiar a más bancos.
Desde la Casa Blanca, el lunes el Presidente Biden envió un mensaje de calma sobre el sistema bancario y presionó para que los responsables rindan cuentas. Michael Barr, vicepresidente de supervisión de la Reserva Federal, reconoció que deben “tener humildad y realizar una revisión cuidadosa y a fondo sobre la forma en que supervisamos y regulamos a esta firma, y qué deberíamos aprender a partir de esta experiencia”, en el marco de una ola alcista de tasas de interés para mitigar la inflación.
Un grupo de accionistas presentó una demanda en un tribunal federal de California contra la empresa propietaria del Silicon Valley Bank, su director general y su director financiero por no divulgar los riesgos que los aumentos de las tasas de interés de la Reserva Federal planteaban a sus negocios. Busca compensar a quienes invirtieron en SVB entre el 16 de junio de 2021 y el 10 de marzo de 2023.
El Departamento del Tesoro y la Reserva Federal enfatizaron que todos los depositantes (no inversionistas) de Silicon Valley Bank estarán protegidos y podrán acceder a su dinero. La Secretaria del Tesoro Janet Yellen aseveró que la situación es muy distinta a la crisis financiera de hace 15 años, cuando el Gobierno tuvo que salvar a muchos blancos inyectándoles liquidez. “No volveremos a hacer eso”, declaró.
Además de que el peso perdió terreno ayer, los precios de las acciones de los bancos en la Bolsa de Valores de Nueva York se desplomaron el lunes por los temores de que vaya a quebrar otra empresa, aunque muchos otros títulos ganaron terreno debido a las esperanzas de que la Reserva Federal se vea obligada a dejar de subir tanto las tasas de interés, alzas que podrían derivar en una recesión.
“Lo que más se necesita en este momento es tranquilizar a los mercados. Cualquier comparación con la crisis de 2008 está fuera de lugar; en aquel momento se veía que era un problema que afectaba a una gran parte del sector financiero y ahora –sin descartar un contagio– lo que se está viviendo es algo mucho más focalizado que no tiene por qué afectar a todo el sistema financiero si se maneja bien”, dijo Eugenio Gómez, economista investigador de la Universidad Panamericana.
En ese sentido, coincidió en que el efecto en México será de corto plazo sobre todo en la moneda mexicana. “No pasará de un poco de turbulencia más allá de una semana. Una pequeña depreciación es algo normal en un periodo de nerviosismo”, planteó.
Para el académico Darío Ibarra, la situación actual se puede asemejar más a la quiebra de Bank of America en 1929 que generó una “corrida bancaria”, es decir, que muchos ahorradores piensan que el sistema bancario puede colapsar y empiezan a retirar su dinero, lo que provoca la quiebra.
¿QUÉ PASARÁ CON LOS CLIENTES DEL BANCO?
El Silicon Valley Bank, con sede en California, ya venía arrastrando dificultades por la situación de las compañías tecnológicas y por la estrategia de la Reserva Federal de aumentar agresivamente las tasas de interés (hasta 4.5 por ciento) para combatir la inflación al alza por la pandemia y la guerra de Rusia en Ucrania, en un contexto de recuperación económica y del mercado laboral de la primera potencia mundial tras el confinamiento.
Desde finales del año pasado, las big tech como Meta, Twitter, Amazon, Disney y Microsoft anunciaron despidos o congelamiento de contrataciones. Esta semana Meta anunció 10 mil despidos más para reducir costos. El boom del sector tecnológico –sobre todo de startups– durante el confinamiento por la COVID-19 incluyó una sobrecontratación, pero la expansión no se sostuvo en la actual pospandemia y se registraron menores ingresos por publicidad o pocas suscripciones y temores de Mark Zuckerberg o Elon Musk de una posible recesión.
Muchas de las jóvenes empresas tecnológicas e inversiones de riesgo del Silicon Valley tienen mucho más que 250 mil dólares en el banco. Por ende, hasta un 90 por ciento de los depósitos del banco Silicon Valley no estaban asegurados. Si el Gobierno norteamericano no hubiera intervenido, muchas de estas startups se hubieran quedado sin el dinero necesario para pagar nómina, pagar facturas y seguir operando.
“Eran el patrón oro, te miraban como a un tipo raro si te dedicabas a la tecnología y no tenías una cuenta en Silicon Valley Bank”, dijo a la agencia AP Stefan Kalb, CEO de la startup Shelf Engine de Seattle.
Desde una óptica política, el Senador Bernie Sanders comentó que la quiebra del Silicon Valley Bank es un resultado directo de la “absurda” desregulación de bancos impulsada por el expresidente Donald Trump, a la que él se opuso preguntando: “¿Nuestras memorias son tan cortas que no aprendimos nada del crash del Wall Street en 2008?”.
La Senadora Elizabeth Warren secundó: “Cuando Donald Trump firmó un proyecto de ley de las reglas de ‘demasiado grandes para quebrar’ para bancos como Silicon Valley Bank, advertí que estaba poniendo en riesgo nuestra economía. Ojalá me hubiera equivocado. Pero estas recientes quiebras bancarias son el resultado directo de reglas más débiles”. Y requirió: “Necesitamos reglas más estrictas y una supervisión más estricta para bancos como SVB. Y para evitar que este tipo de comportamiento de riesgo vuelva a ocurrir, los responsables no deben ser recompensados. Los ejecutivos de SVB y Signature deben rendir cuentas”.
Al respecto, el economista de la UNAM Darío Ibarra comentó que en efecto la administración de Trump desreguló a los bancos, por lo que debe ser firmemente regulado.
“Se ha creído que los mercados, en este caso el bancario, se regulan solos. Aquellos que tienen fe ciega en el mercado pretenden que se debe desregular, pero habemos otros que pensamos que cuando se deja todo a las libres fuerzas del mercado, los resultados suelen ser catastróficos”, afirmó.
A diferencia de la crisis financiera de 2007-08, esta vez la estrategia de la Reserva Federal es mucho más simple. Ha establecido una nueva entidad crediticia con el nombre burocrático de “Programa de Financiamiento de Bancos a Término”. El programa proveerá préstamos a bancos, cajas de ahorros y otras instituciones financieras hasta por un año. Los bancos deberán apartar los bonos del Tesoro y otros títulos de respaldo oficial como colateral.
Muchos economistas opinan que el banco central estaba a punto de aumentar las tasas de interés en medio punto porcentual en su reunión de la próxima semana, lo que significaría una intensificación de su lucha antiinflacionaria. La Reserva Federal implementó un aumento de cuarto de punto en febrero, a un 4.6 por ciento, el nivel más alto en 15 años. Ahora, tras esta minicrisis bancaria, no queda claro cuántos aumentos adicionales aplicará la institución financiera.
El Gobierno de Biden dice que los préstamos a los bancos no le costará nada al contribuyente. Con todo, existe el temor de que será más difícil financiar las ideas intrínsecamente riesgosas que subyacen tras las startups tecnológicas, como fue la especialidad del Silicon Valley Bank desde su fundación durante una partida de póquer en 1983, cuando el advenimiento de la computadora personal y los microprocesadores más veloces desataron la innovación.
–Con información de Associated Press